La obra “Manuel” forma parte de la serie “Los muertos”, en la que Miguel Aguirre utiliza retratos fotográficos de personas de su familia, ya fallecidas; les hace un acercamiento con la cámara, para luego desenfocarlos, difuminarlos y esfumarlos, quedando como meras sombras con nuevas y sugestivas formas.
Esta combinación visual de una imagen definida y luego la sombra difuminada monocromática junto a ella, produce en el espectador la necesidad de querer reconocer en este último recuadro a la persona real representada, esforzando la visión referencial y obligándolo a un ejercicio que lo conduce a entrenar su memoria individual.