La exposición de Rafael Hastings (1945-2020) Forastero en la tierra propone un conjunto de piezas que detonan en múltiples preguntas, no solamente acerca del vínculo entre el arte y la vida, sino también sobre su concepción ampliada del arte. Su manera de entender el dibujo, la pintura, la coreografía, la cartografía, entre otros, nos devuelve la mirada de un artista multidisciplinario, atento al temple de su época. Alimentada por el tránsito, desde finales del siglo XX hasta los primeros veinte años del siglo XXI, este movimiento caracteriza su posición de sujeto como un flujo. ¿Cuántos paisajes en sus imágenes refieren a hitos existenciales —acontecimientos como marca de origen— y cuántos a imaginarios distópicos? ¿Hacia cuántas épocas se proyecta su mirada?

Como un ciudadano del mundo, a Hastings le tocó vivir lo que en el Perú se conoce como la generación del ´68. Los relojes se quedaron sin manecillas, por un instante, el futuro incierto. Entre ese momento y otros semejantes, durante los siguientes cincuenta años, lúdico, irónico y emocional simultáneamente, su experiencia con un tiempo que a veces se acelera, supo encontrar nuevos y múltiples caminos, una y otra vez. En esta orilla local, la otra margen de una historia occidental del arte, aquellos restos —espuma y balbuceo— con los que necesitaba trabajar sus imágenes y sonidos extraídos del lugar, quedaron listos para proponer algunas «misas» solemnes, otras profanas, tanto para sí mismo, el forastero en la tierra, como para los demás, —nosotros— ¡sus cómplices, sus amigos!

Augusto Del Valle Cárdenas
Curador

«Yo estoy tratando de buscar un infinito, acorde al tiempo que me ha tocado vivir, un poco más ateo. Un infinito donde ya no hay dios, no hay ilusiones de ese tipo y por tanto no hay romanticismo. Ese es el infinito que a mí me gusta en el arte de hoy».

Rafael Hastings