ENSAYOS DE LO SÓLIDO. Elena Damiani

ENSAYOS DE LO SÓLIDO. Elena Damiani

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La montaña o la planicie parecieran inamovibles y eternas. Incluso, las rocas y el polvo del que están hechas nos sirven de metáfora para referir todo aquello sin vida, estático e inerte. Las ciencias que exploran el origen del universo han especulado sobre los hechos cósmicos que dieron origen a la materia y a la tierra en la forma como la conocemos. Pero la tierra no fue ni será así. Debemos concebir otra escala de tiempo, diferente a la que ha determinado la evolución y las vidas humanas, para encontrar que, justamente, aquella montaña o planicie y la materia de la que están hechas se han transformado y siguen haciéndolo mediante procesos que ocurren en periodos de cientos de miles de años. Los rastros de esta transformación están consignados en el polvo y en las rocas que tildamos de parcas y anodinas. Son testimonio de erosiones, meteorizaciones, precipitaciones, acumulaciones, sedimentaciones, elevaciones, erupciones, inundaciones, constantes movimientos y energías en acción. El planeta y sus formas son el resultado de cataclismos y eventos que superan los tiempos y fuerzas humanas.

En diferentes medios, principalmente a través de la escultura, la artista peruana Elena Damiani interpreta imágenes y materiales asociados a la arqueología, la geología y la cartografía, para examinar los discursos y teorías científicas y proponer formas alternativas de contemplación y análisis de la geografía y de la naturaleza. En el conjunto de esculturas inéditas reunidas para esta muestra, presenta una cuidadosa selección de granitos, mármoles y travertinos como materia que, en sí misma, contiene la información de tiempos antiguos, y quizás las pistas para suponer los tiempos futuros. La ciencia utiliza herramientas que registran medidas y confirman datos objetivos. Sin embargo, la artista ―con el apoyo de un equipo de trabajo especializado― realiza dispositivos con la misma materia mineral, de tal manera que en ellos y a través de ellos reconocemos flujos, accidentes, hechos aleatorios y, en general, múltiples energías en acción que le concedieron su apariencia y existencia.

Con estos enigmáticos dispositivos no medimos, ni elaboramos verdades; en cambio, nos dejamos cautivar con la fabulosa agencia del azar, capaz de integrar magnitudes minúsculas y mayúsculas, de preservar vestigios de las criaturas que gozaban de las bondades del mar y la tierra algunos millones de años atrás, y capaz de convertir lodo y barro en cristalizaciones de color, emblemas de nuestro fortuito sentido de lujo y poder. Estos dispositivos son reunidos bajo el título de “Ensayos de lo sólido”. En escritura, el ensayo es un género que permite unir referencias y argumentos, a veces dispares o inconexos, para sostener o señalar alguna idea. Un ensayo es un territorio de riesgo, exploración y búsqueda de una voz propia, como lo es la elaboración de una obra de arte. Pero, además, con los trabajos de Elena Damiani, vemos que la tierra misma ha sido un ensayo, el resultado de variables e interacciones de fenómenos constantes e impredecibles, que hacen que sea mutable y vívida y, como tal, como materia vibrante, condiciona nuestra propia existencia, nuestro futuro, y por ello le debemos todo el respeto.

Nicolás Gómez Echeverri