El pintor argentino de origen japonés, Kazuya Sakai, inició su trabajo artístico con propuestas vinculadas a la abstracción geométrica. Luego, a partir de su experiencia de formación en Japón, comenzó a integrar elementos de la tradición pictórica de este país, como las líneas de la caligrafía, lo que lo convertirá en un reconocido miembro del movimiento informalista. Sus viajes y estadías en ciudades como Nueva York o México lo pusieron en contacto con otros referentes fundamentales para el desarrollo de su obra, como el jazz, el pop art y el Color Field o su experiencia de trabajo como director artístico de la revista “Plural” de Octavio Paz.
A lo largo de la década de 1960, Sakai participó de dos exhibiciones en el IAC. La primera, en 1962, incluyó una serie de pinturas y dibujos sobre seda y papel. La segunda, en 1969, fue una exposición colectiva titulada “15 años de pintura en el IAC” que reunió obras de importantes artistas latinoamericanos como Fernando de Szyzlo, Wifredo Lam, Alejandro Obregón, entre otros. La exhibición de 1962, según el Boletín de Artes Visuales del Departamento de Asuntos Culturales de la OEA, presentó 18 óleos y 12 dibujos llevados a cabo entre 1961 y 1962 por el artista.
En estas pinturas conviven referencias a la tradición japonesa y a los lenguajes pictóricos modernos, como en el caso de “Pintura N° 95-XII” (1961) que es parte de la Colección MAC Lima. La prensa cultural de la época destacó el gran manejo de color y dinamismo de las composiciones presentadas en la muestra. La revista “Cultura Peruana”, por ejemplo, definió a Sakai de la siguiente manera: “Es un colorista ante todo: [en sus pinturas] hasta los negros y blancos son elocuentes y jugosos hasta la agresividad”.